miércoles, 25 de noviembre de 2009

Competencias informacionales y digitales

Actualmente, en nuestra sociedad de consumo vivimos con una sobreabundancia de información. Por todos lados recibimos mensajes, contenidos, datos, etc. aunque, sobre todo, esta opulencia informativa se ha ampliado desde la consolidación de Internet como una forma de comunicación cada vez más extendida.

La información que recibimos es inmediata, de fácil acceso, fácilmente copiable y difundible. Por lo tanto, es rápida y muy frecuentemente queda obsoleta en poco tiempo. Sin embargo, para conseguir una información de calidad, es necesario realizar una búsqueda calmada y paciente, para obtener los datos más fiables.

Aquí es donde entran en juego las competencias informacionales, vitales para estar verdaderamente alfabetizados hoy. Se debe saber primero qué información se está buscando y de qué recursos hay que valerse para acceder a ella. También hay que saber encontrar los resultados que nos son relevantes, usando los mejores términos de búsqueda. Fundamental es evaluar la calidad y credibilidad de la información encontrada, así como el uso ético que se va a hacer de ella.

Estas competencias forman parte de un abanico mayor de conocimientos y habilidades que nos son necesarios para sabernos mover en una realidad cada vez más informatizada: las competencias digitales.

Entre ellas, además de las competencias informacionales, están las habilidades tecnológicas e informáticas, las competencias comunicativas y sociales, el análisis crítico de las implicaciones éticas del uso de la tecnología y los conocimientos en redes sociales.

Si no las poseemos, no podemos ser partícipes de la sociedad de la información, por lo que quedaríamos fuera del sistema político y social imperante, situándonos en el lado negativo de la brecha digital.

Esta predominancia de la comunicación digital preocupa a algunas personas, que consideran que las relaciones personales directas se están perdiendo en favor de vínculos mediados por máquinas. Una sociedad en la que la comunicación cara a cara se pierde y la rapidez y comodidad en todas las facetas de la vida predominan es la que podemos encontrar en esta película de 2008:

Esperemos que éste no sea el futuro que nos aguarde.

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