miércoles, 18 de noviembre de 2009

El fondo antiguo de la US

El pasado miércoles fuimos al edificio del rectorado de la Universidad de Sevilla para visitar el fondo antiguo de su biblioteca. En un primer momento se nos informó de los distintos tipos de biblioteca que se pueden encontrar en la Universidad (bibliotecas de centros, áreas o departamentos) y se nos explicó detalladamente las labores que se realizan en la Biblioteca General (préstamo interbibliotecario, catalogación, ser la sede de la dirección, etc.).

La Biblioteca General cuenta con un fondo moderno, que puede ser consultado en la sala de estudio, y con un fondo antiguo, que es el que nos interesaba. El fondo antiguo cuenta con libros impresos de más de 100 años, que son considerados bienes de interés cultural, además de manuscritos, grabados, mapas, fotos, libros facsímiles y libros especialmente destacados.

Su catálogo se comenzó en 1840 y hoy en día un 60% de sus fondos se encuentran digitalizados. Para acceder a ellos, podemos hacerlo desde la web fondosdigitales.us.es. La Universidad comenzó a reunir volúmenes desde su fundación en 1505, a través de su pequeña librería inicial, pasando por las distintas donaciones realizadas en el siglo XVIII o la incorporación de las diferentes bibliotecas de los centros jesuitas de la ciudad.

La parte más interesante de la visita se produjo al poder contemplar doce ejemplares de libros antiguos, que iban desde el siglo XV hasta el XVIII. Pudimos comprobar los distintos tipos de encuadernaciones (en pergamino, en pasta española, en piel sobre madera con encofrado o en holandesa), de grabados (calcográficos y xilográficos), de letras (humanística, la típica de Alemania, etc.)…

De entre los libros que vimos, uno de los que más me llamaron la atención fue un volumen facticio del siglo XVII con 200 relaciones de sucesos, que son el precedente de la prensa. Fue muy curioso ver cómo muchas de estas obritas son únicas y muy frágiles, puesto que por la mala calidad de su papel son muy difíciles de conservar.

También me resultó muy interesante el índice de libros prohibidos de 1632, con su portada barroca como reclamo publicitario. El modo en el que se censuraban obras o partes de obras era muy variado: se advertía con notaciones al margen, se tachaban trozos, se ponía un papel encima del texto prohibido o se arrancaban las hojas indeseables. Pudimos comprobar algunos de estos actos en varios de los libros expuestos.

El último libro que nos enseñaron es la “joya de la corona” del fondo: el segundo volumen de la Biblia de Gutenberg, de 1456. Sólo hay otro ejemplar igual en España y se encuentra en la Biblioteca Pública de Burgos. En el mundo, únicamente hay entre 20 y 30 ejemplares de esta obra.

La Biblia de Gutenberg


En esta visita me impresionó la importancia de los ejemplares conservados en esta institución y el desconocimiento que de ellos tenía hasta ese momento. En realidad, el resto de ciudadanos también desconoce la importancia de este fondo, que, además, puede ser consultado por cualquiera que desee hacerlo. Al igual que ocurre con la Biblioteca Colombina, Sevilla posee tesoros ignorados por sus habitantes.

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